miércoles, 19 de enero de 2011

Ceguera

-C, antes mencionaste algo así como una psicopatía fingida. ¿A qué te refieres?
-Bueno, el tema es algo confuso. Tú no formas parte de esa movida aunque en teoría deberías entenderlo, he encontrado gente con los mismos... llamémoslos síntomas, pero no tan fuertes. Es... como una obsesión por lo malsano, la muerte, el odio... las ganas de crear dolor para ahogar el propio. Una especie de pánico encubierto con sadismo.
-¿Sientes eso?
-Contínuamente, J. No dejo de repetirme que va a pasárseme, pero luego hay algo... una cosa estúpida que hace que cambie completamente de opinión y vuelva a lo de antes.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo que sienta desprecio hacia mi en los que representa que deberían quererme, soy hipersensible a la negación.
-Así que según tú... ¿es un escudo?
-Sí, bueno, si ni yo misma me acepto, ¿cómo va ha hacerlo otro? No sé, intento no pensar mucho en el tema, al fin y al cabo estoy en una época de mi vida bastante... no sé, ¿buena? A ratos.
-Volviendo a lo de antes... ¿por qué te sientes culpable por desear ser amada? Y no me digas que por que no te lo mereces, ambos sabemos que no es verdad.
-Bueno, podría decir que es otra forma de encubrirlo, porque... ¿sabes? Soy yo la cerrada, la que le tiene pánico a cualquier tipo de relación. Que aparte a al gente sin más y luego quiera que se me acerquen es una hipocresía total.
-Todo el mundo es hipócrita.
-Cierto, pero creo que debo intentarlo al menos.
-Intentarlo es el primer paso hacia el fracaso.
-Lo sé.


            *   *   *   *

-¿Sabes, J? He soñado que la palmabas.
-¿Cómo era?
-Bueno,  confuso. Yo trabajaba para alguien, ya sabes, algo así como asesina a sueldo, lo de siempre. Tú sabías demasiado y yo te degollé.
-¿No será por las conversaciones?
-Seguro.
-Así que piensas que llegará el momento en el que inevitablemente la oscuridad de tu interior me engulla como ha pasado con las otras voces.
-Exacto, ha pasado antes. Es como si fuera perdiendo partes de mí misma por el camino. Como tú, que no eres yo pero formas parte de mí, oigo tu voz diciéndome lo que puedo permitirme arriesgar y lo que no. Barajando posibilidades. Creo que eres una parte de la cordura... no, la cordura no, la posibilidad de llegar a ser feliz, que me queda.
-C, no te voy a dejar.
-Claro que no, yo te controlo, sin mí no existirías. Pero si fueras un ente ajeno a mi mente lo harías, como todo el mundo lo hace hacia todo el mundo. Es ley de vida. Nada es para siempre. Pero la cuestión no es si tú vas a dejarme o no. La cuestión es si mi oscuridad interior no va a engullirte, como pasa cada tanto con algo que me importa.
-Así que la voy a palmar. Que forma tan bonita de decírmelo.
-Oye, J, no te las des ahora de persona real con sentimientos. Sólo estás ahí para mantenerme a flote. Así que cállate de un puñetera vez.
-Vale, estás transcribiendo esto para hacer una entrada en un blog de mierda que se llama Conversaciones con Jimmy ¿y me dices que me calle?
-Touché.
-No te preocupes, ya sabes, soy de los pocos que lo entiende todo.
-Lo que sea.
-Deja de rayarte.
-Hablar con gente imaginaria no ayuda.
-Lo sé.

1 comentario:

Cristina dijo...

Cada vez que entro en tu blog, consigue gustarme un poco mas, pero realmente "conversaciones con Jimmy" es mi parte favorita.
Me encanta el juego que haces entre personajes y realidad, llegando a hacer difícil saber si son conversaciones existentes o puro arte.
Sigue asi, y saluda a Jimmy ;)