miércoles, 6 de abril de 2011

Have each other 'til the sun


-Sabes, creo que voy a matarte. No por nada en especial, sólo me gustaría ser yo quien acabase con tu mierda de vida.
Lanzaste un andemán inquisitivo al aire, esperando mi explicación.
-Y bueno, más que eso... nunca he creído en los celos como una forma de amor, así que en ningún caso sería por eso. Lo que sí creo es que si de verdad esto es real, y de echo aunque no lo sea, poco importa; pero a lo que iba, si de verdad esto merece la pena, tenemos que luchar por ello. Luchar por la eternidad, y la única forma de rozarla es condenarnos. Perder nuestra salvación voluntariamente.
Clavaste tus pupilas, afiladas como el mismo infierno, en mi mente, con aire de expectación. Como si en el fondo de tu ser necesitaras oír eso, aunque jamás adivinaré por qué.
-Supongo que sería algo simple. El sufrimiento es innecesario. Te abriría las venas, es la única forma, lo sé. Tu sangre corriendo perezosa por el parqué, el último latido imperceptible. En el fondo todo sería más mundano de lo que aquí puede llegar a sonar. Piel rasgada, miradas que queman... no habría nada infinito en eso, pero haré que roces la eternidad. Te lo mereces.
Hice una pausa, esperando que mis palabras llegaran a algún sitio remoto, más allá de esas cuatro paredes que aprisonaban la vida.
-Dicen que el fuego purifica, no sé si es verdad, pero aún así te quemaría. Por la metáfora de que somos como pequeñas llamas, nos consumimos, oscilamos, cambiamos, pero nunca en esencia. Y tú eres fuego. Tú me consumes y yo te consumo, nos ahogamos, apagamos, encendemos, bailamos al son de la respiración del universo.
Una imagen mística se adueñó de mi mente. Te vi a ti, sentada en un campo de girasoles, son las corrienets de aire jugando en tus mechones. Te vi a ti con el universo siendo uno mismo, te vi a ti siendo como tenía todo que ser. Perfecta. Te miré y por una vez en la vida pude llegar a verte realmente. Más allá de tu belleza imperfecta, más allá de toda cordura que pudiera quedar intacta entre nosotros.
La imagen se desvaneció tal como había venido, sin sentido alguno. Tu presencia volvió a agujerearme el alma, y precedí en mi delirio.
-Después de incinerarte quizá tire tus restos a la basura. Así de simple. El camión pasa cada martes a las tantas de la noche, así que supongo que lo haría un lunes. Nunca he entendido esa cerimoniosidad con respeto a los restos humanas. Sólo son despojos de lo que hemos perdido. No tienen la más mínima trascendencia. Supongo que aquí acabaría todo. Volvería a casa, limpiaría el parqué. El mundo sería un sitio más frío, la vida resultaría menos rentable. Así que supongo que no tardaría mucho en saltar des del quinto. Total, sería una muerte rápida. Y bueno, en el fondo no creo que vayamos a encontrarnos en algún sitio después de la muerte. También dudo de que tú te despiertes siendo una libélula y yo un caracol baboso, o un pájaro que te devore. Pero tampoco importa. Me gusta pensar que estro tendráun final claro, que no nos apagaremos lentamente, consumíendonos mutuamente. Quiero pensar que lo poco que se vivió fue eterno.



Murmuras algo que no llego a enteder del todo; dudo si quiera que sea algo inteligible. En lo que a mí respecta ambos somos de Marte.
Te me acercas con todo un mundo en la mirada y el universo en los suspiros.
-Esto es urgente.


La eternidad se nos acaba..


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