viernes, 22 de abril de 2011

Darkest Despair



La noche vestía de naranja incandescente, justo como tu mirada. Hacía tiempo que no te veía, supongo que te evitaba por masoquismo o por miedo, antónimos en mi mundo.
Nos sentamos cerca de la playa. El mar siempre me había producido una sensación de pánido que esa noche se había materializado en los huesos.
Algo iba mal. Algo iba jodidamente mal y podía leertelo en el alma.
-Hasta aquí hemos llegado.
El viento difuminó tu voz como el rojo carmín se come al azul intentando parir violeta.
Esperé con el corazón en la garganta, sin darme cuenta que hacía rato que te habías ido. No necesitábamos explicaciones, fue la primera y única vez que te vi llorando.
Y sólo fue un sueño.


-Quema tus sueños en gasolina, quítalos de tu mente con lejía si hace falta. A donde vas ya no te servirán de nada.