miércoles, 23 de marzo de 2011

Todo va bien



La fragilidad de algunos momentos acojona.
La maldita felicidad es una ilusión, una meta inexistente por la que seguimos levantándonos cada mañana sin razón de ser de echo.
A veces vuelvo a pensar en ti. No entiendo muy bien cómo ni por qué, ya que nisiquiera sé quién eres. Pero aún así te recuerdo, como se recuerdan los olores de la infancia o un sueño que queda grabado en la mente.
Me acojona imaginarme que estoy perdiendo los mejores momentos de mi vida, que todo una data de caducidad incluso antes de empezar. Que todo está condenado de antemano.
No busco excusas para mis pequeños errores, ni siquiera espero que me entiendan. Si no lo han conseguido hasta ahora es que era cierto eso de que todos estamos solos y nadie va a despeinarse un pelo por otro.
Pero, ¿sabes? Todo va bien.
Sigo esperando que aparezcas, te materialices saltando de dentro un sueño estúpido y me contradigas. Supongo que sigo aguardando a que revivan mis ganas de vivir. Sin darme cuenta de que el simple hecho de seguir aquí significa que ya lo han hecho.


Por todos los días jodidamente soleados que aún me quedan por vivir. Que aún nos quedan.

1 comentario:

Alba dijo...

Pensar que estamos perdiendo tiempo en nuestra valiosa vida, acojona.... es verdad.

La felicidad no existe, pero sí esos momentos felices que hacen que anhelemos una vida mejor, no?

Me gusta tu reflexión... Todo va bien. Y es así. ;)

Saludos Lilith!