jueves, 17 de marzo de 2011

Aquí

La oscuridad era extraña. La habitual sensación de libertad controlada se había desvanecido, dejando paso a cierta sensaión de ahogamiento. Olía a gasolina y a almas hundidas. La niebla misma parecía hacerse más espesa por momentos, y eso sumado a la falta total de luz daba un aspecto casi de paz, como si por momentos hubieran vuelto a los úteros de los que jamás nadie debería haber salido. El coño de las putas de sus madres.

Él le apretaba la mano a ella sin afecto alguno, con la tranquilidad del que sabe que va a perderlo todo y no puede hacer nada para arreglarlo. Brindaba su sonrisa perpetua al mundo y su cigarrillo entre los labios, la única luz próxima en ese mar de estrellas. Fantasmas jodían su sueño, y las ojeras exageradasno le daban más pinta de perturbado mental. En el fondo habría matado a cualquiera por irse de allí, salir de su cuerpo y olvidar lo que el futuro aún tenía que llevarle. Como había oido a veces, quemar el mundo y arder con él.

Ella estaba hipnotizada por la falta total y completa de movimiento del ambiente, como si ese instante fuese eterno. Ella misma parecía petrificada, como si su consciencia se la hubiese vuelto a comer. Aún así, tenía la adrenalina desbocada y de tanto en tanto el flujo de su sangre aceleraba en una carrera imposible hacia ninguna parte, prisionero en su cuerpo. Hubiera matado a cualquiera que intentara sacarla de allí y llevarla a la realidad.

Su mundo ardería entonces.

*   *   *   *   *


-¿Por qué me quieres en tu vida, si sólo soy un trasto inútil que nunca encontrará su sitio?
La pregunta se perdió en el silencio, pero el imapcto del eco en nuestras mentes azotó como un terremoto.
-Sólo te quiero aquí.

No hay comentarios: