viernes, 31 de diciembre de 2010

¿A que no sabes dónde he vuelto hoy?


   Me perdí en esa mirada que envejecía mil años por instante, esa luz interior que parecía luchar para cambiar el mundo, mientras la oscuridad te carcomía y yo no podía hacer más que ver como tu sangre resbalaba aún más perezosa y tu aliento moría. Y nada va a cambiar el mundo, me decías, la oscuridad nos engulle sin que lo notemos siquiera. Pero tú me engulliste antes; antes de darme cuenta de lo que hacía cogí el cañón, frío contra mi sien, rogando para que todo eso no fuera más que otro jodido juego tuyo, de que tu pequeña consciencia te hiciera detenerme, de que no te había perdido en miles de ideales de rencor y caos. Y a veces pienso que no sabía lo que realmente era el amor hasta ese día, tan autodestructivo, oscuro, doloroso. Y divertido. Al final me empujé detrás de ti, cerrando los ojos y fingiendo que creía volar, creyendo que realmente tendrías todas las respuestas, que pasara lo que pasara éramos dos mitades y nada importaba más que eso.

   Hay cosas que se quedan grabadas en la memoria durante toda una vida. Tu mano buscando la mía, la última exhalación huyendo de tus labios y esa sonrisa envenenada que me acosa desde entonces, ese sincero gesto de engaño.

   A veces me encuentro huyendo de ese momento, encerrando trocitos de razón en mi alma inexistente, llorando sangre. A veces me encuentro deseando haber apretado el gatillo y que mis sesos se hubieran esparcido como pizza por la pared, haberme podrido contigo y los gusanos.

   Pero ya nada tiene sentido, ahora sé que nunca hubiéramos podido volar, que perdimos nuestra oportunidad por el camino, y que por mucho que les pongamos nombre a las cosas, siempre estará todo vacío.

http://www.youtube.com/watch?v=bjCjmp_TM6c

No hay comentarios: