domingo, 12 de febrero de 2012

Verde




Siempre es al misma figura, menuda y bajita, corriendo de portal en portal, intentando huir de la nieve multicolor que parece descomponer el mundo. Nunca te fíes de las cosas que entran por los ojos.
Lleva una capa esmeralda, a juego con su pelo, más brillante, que forma una maraña de formas extrañas en su lucha contra ese viento cromático.
La ciudad a sus pies es algo oscuro, una selva de antenas y bloques despiadados que se comen desde la mente hasta el alma. Cada calle está llena de otras sombras grisáceas, gente sin nombre ni cara que nunca conoceré. Posibilidades perdidas quizá.
La música parece guiar el viento y la nieve sobre ese fondo insulso, y la única que parece tener vida, vida de verdad, es la niña de la capa verde. ¿Cómo de real es tu mundo? ¿O acaso tengo razón y todos tenemos nuestro propio universo de mentiras flojas y verdades incómodas?
Sólo soy una sombra más, aburrida y sin alma. Al instante de vislumbrar la niña intento seguirla, pero soy incapaz de correr; todos vamos al mismo paso monótono, pero con cada esquina nueva siempre hay un destello suyo, fugaz y certero. Camino horas; es una suerte que en los sueños no haya suelo ni zapatos. No espero que entiendas mis sueños.
La pequeña me conduce hasta lo que parece una pequeña plaza que tiene un sauce que infecta de luz blanca todo el sitio, ahogando la nieve de colores.  Hay un pequeño banco al lado del árbol, donde ella va corriendo a sentarse y mover los pies con impaciencia mientras parece esperarme. Voy hacia ella. Me pregunto si mi mundo es algo más que una sarta de mentiras flojas y verdades incómodas.
Estoy a un metro de ella cuando me doy cuenta que tiene la mirada más negra que jamás he visto; sin iris, sólo pupila. Ella me sonrie, como dándose cuenta de mi sorpresa e intentando relajarme.
-Tranquila, puedes cambiar el mundo. - su voz es pausada, firme. De vieja, justo como su mirada inmortal.
Espero creerla mientras todo se desvanece poco a poco, para dejar paso a la oscuridad: vida en estado puro.

-Son malos tiempos para los soñadores.

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