jueves, 2 de febrero de 2012

Infinito


Abres los ojos y todo es extraño. Tu mundo forma espirales de luz y negrura, pequeños mundos distantes que se concentran alrededor de un centro de oscuridad perpetua, vida.



Hay algo especial en esa soledad que sangra inspiración, las madrugadas perdidas pensando en si hay algo por lo que valga la pena luchar.

Estás junto a mí, sombra del remordimiento. Tu figura alta es transparente, como si tus células tuviesen que ser diferentes a las demás, y es que el pequeño centro oscuro del mundo absorbe tu luz; mi pequeña muerte en vida. Me miras y te pintas esa clase de sonrisa que dice que todo está perdido de antemano en el rostro.
Sé que no he hecho nada malo, sólo quiero que me perdones. Sé que jamás te tendré y sólo quiero que te vayas.
Todo vibra más que nunca. De pronto tengo la horrible sensación de que tengo que hacer que todo deje de girar e impedir que tu luz se joda, como todo lo demás.
Te cojo de la mano y te me escapas, como arena entre los dedos. Algo va a pasar, lo siento en tu mirada.
Esa clase de impotencia me acojona hasta el alma; me rindo y espero inevitables, ésa es al dinámica de la vida. Espero ver cómo tú, pequeña luz, te descongelas y escurres como hielo en la tierra, espero ver cómo te pierdo y ni siquiera lo siento.

Que te vaya bien, Infinito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He sentido esa impotencia que cuentas... y me uno a ese "que te vaya bien, Infinito"

Me ha encantado esta entrada.

Besos

Numeropi. dijo...

Me encanta la manera franca en la que escribes (:

Hay cosas inevitables, y cosas que quizás podrías haber hecho antes, pero es como el efecto mariposa... No sabrás que podría haber ocurrido paralelamente. Es inevitable.