domingo, 15 de enero de 2012

Lluvia





Pedacitos de cielo cae en forma de lluvia dorada, cálida. Te acercas con una sonrisa pálida y miradas de comprensión, de ésas en las que se confía ciegamente porque no hay nada mejor que hacer.
Mis miles de ínfimos miedos se esfuman, evaporándose con esa lluvia divina. El ateo es el primero en creer, de echo; la falta de fe es algo para lo que no estamos preparados, así como la soledad.
Tu presencia, sombra del aburrimiento, trae paz. Te diría que te quiero si no fueras más que otra escapatoria, personificación de mí misma. Te pediría miles de promesas si supiera que valen algo.
La lluvia cesa, poco a poco, y todo ese aire a hogar se desvanece para dejar sitio a los fantasmas de siempre. Y tus contornos se difuminan, dejándome a mí con la duda de si has existido alguna vez, de si estuviste siquiera.
Me pregunto si no será la felicidad la más dura de las sensaciones.

Siento que todo se me escapa, que va mal. Mataría a cualquiera para ahogar el silencio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Lilith, aunque ya sabrás que ando baja de todo, me he acordado de ti y TIENES UN PREMIO EN MI BLOG

Besazos guapa

Nacho Sánchez dijo...

El silencio, qué recurrente¿verdad?
inspira mucho.


(vaya temazos musicales que veo por aquí) ;)