martes, 4 de diciembre de 2012

Monstruos


Qué triste es no escribir pensando en quién me leerá.




Había una vez un niño de ojos chocolate y mirada acusadora. Tendría unos 4 años y esa sonrisa que deja ver que aún no se sabe nada del mundo, pero era un demonio. El niño se pasaba los días caminando por un sendero de montaña, día tras día el mismo sendero, mismos pasos, misma ruta, mismas muertes. No tenía casa, pues dormía al lado de una perra salvaje que lo había tomado por cachorro y comía pequeños conejos cazados.
El niño iba todos los días por ese camino con un cuaderno bajo el brazo y una sonrisa de bienvenida a su mundo para todo el que pasase; esa montaña verde marino, azul petróleo, calma asfixiante. Sabía que debían haber praderías más allá de esos horizontes, pueblos y ciudades quizá con gente tan diferente a él como es tu mayor sueño del mío; así pues el niño no quería saber nada, sólo deseaba vivir atrapado en esa monotonía.
Llevaba una libreta de tapa rojo cielo siempre bajo el brazo, y cada vez que veía a algún hombre o mujer, gusano o puta, ángel o diosa, pasando por el sendero revisaba frenéticamente su lista de nombres esperando que coincidiese. Y siempre coincidían.
Una vez que el niño encontraba tu nombre en al lista estabas condenado.
Un día que el viento quería arrancar los árboles de cuajo había llegado a parar ahí un hombre joven, de piel oscura y cara amable. El niño se le había acercado sólo un rato, el suficiente para intercambiar un saludo y un par de acusaciones. Dos noches después encontraron al hombre colgando de una biga con una soga en el cuello y los ojos de vidrio.
Una vez una mujer, ya entrada en años, estaba caminando por el sendero de tus sueños. El niño se le acercó con la misma sonrisa que recordaba a un bollo de chocolate o a tus brazos una tarde de lluvia  y la libreta bajo el brazo. Los nombres siempre coincidían; una semana más tarde la mujer estaba tendida inerte en un charco rojo sangre.
Ese destino lo sufrieron miles de personas; el hombre de la cabeza de gato, la chica de los kiwis, la zorra de tu mujer, el viejo invisible.
Rechazo, rechazo, bienvenida a casa. 
Un día particularmente azul esmeralda una chica de unos 20 y tantos cogió ese sendero. La chica era completamente rosa; todo su cuerpo, pelo y pupilas eran rosa pastel. El niño se le acercó por enésima vez y la chica le sonrió. Su nombre coincidía con su lista de almas culpables. Hizo lo que hacía siempre. ¿Qué cambiarías? Pasó a ver la lista de pecados  de la chica, los peores que había visto en sus miles de años transitando el mismo camino en tu imaginación. Y justo en el momento en el que la mirada de la chica rosa debía volverse blanca y vacía, para encontrarla horas después inmóbil y rígida, ella sonrió. El niño la miró sin comprender. ¿Qué cambiarías tú? La  chica lo cogió de la mano, la mirada clara como la luna, y llevó al niño demonio de chocolate hasta su palacio rosa chicle, donde el niño creció y olvidó toda su infancia milenaria.
Años después, cuando el niño ya era un hombre y la chica seguía siendo una chica, ella lo llevó de vuelta a su sendero y le devolvió su cuaderno. El hombre, por unos instantes, no recordaba nada. Al abrir su cuaderno, sin embargo, ahí estaba su nombre, en trazo grácil y muerte.
Entonces él lo recordó todo, se levantó y se fue, dejando atrás todas las preguntas.
Dos días después lo encontraron con la mirada de vidrio y agua en los pulmones.

3 comentarios:

Lunática (R.) dijo...

Joder. Me has dejado sin palabras, de verdad. Es demasiado bueno. Me has empapado en color. Me has llevado a uno de esos sueños que adoro, que solía soñar y que hacía siglos que no lograba encontrar. De verdad. Tu texto es muy especial.
Mil besos.

xris232 dijo...

Hacia muchisimo tiempo que no merodeaba por aqui, cosa que considero un gran error por mi parte; pues tu blog fue de los primero que conocí y de los que mas me ha gustado siempre.

Pero volver y encontrarme con semejante maravilla aumenta sin duda alguna mi sentimiento de culpabilidad y al tiempo la alegria de haber vuelto, y que no hallas hecho mas que mejorar.

Mis mas sinceras felicitaciones, me has puesto los pelos de punta.

Saludos

derawrnged_cow dijo...

La primera frase, joder, sí.