martes, 24 de abril de 2012

Mujeres


El pensamiento del sexo como algo prohibido me excitaba más allá de toda razón. Era como un animal aplastando a otro hasta la sumisión. Cuando me corría sentía como si fuera en la cara de todo lo decente, blanca esperma resbalando por las cabezas y almas de mis padres muertos. Si hubiera sido mujer seguro que hubiera sido una prostituta. Como había nacido hombre, anhelaba constantemente mujeres, cuanto más guarras mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu alma, y lo poco que quedaba de la mía, quería conservarlo para mí. Básicamente deseaba prostitutas, porque eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y cariñosa, a pesar de lo que me pudiera costar. De cualquier manera estaba perdido. Un hombre fuerte pasaría de ambos tipos. Yo no era fuerte. Así que continuaba bregando con las mujeres, con la idea de las mujeres. 

Charles Bukowski, Mujeres. 

viernes, 6 de abril de 2012

No te espero


A veces siento que todo lo vivido está muy lejos, como si fueran los recuerdos de otro que acaban por equivocación divina en mí.



No espero nada de ti. No espero una mirada, ni tu corazón, ni siquiera un "espero que todo vaya bien". No espero tu vida colgando de mis manos ni que te esfuerces en hacerme creer que el mundo no es algo tan jodido como creo y sé que es. Nunca espero que me esperes, nunca dependo de ti. Sólo me pregunto cómo pudiste atreverte a volverlo todo cenizas, cómo fuiste capaz de clavar tu pupila al vacío, incluso cuando no había más que meteduras de pata.