miércoles, 31 de agosto de 2011

Tristeza





Ya no tenía aquella electricidad en los ojos. Empecé a pensar que ... a lo mejor no la tenía porque ya no existía. Sus ojos seguían reflejando algo ... lo que ahora era la tristeza.
A partir de entonces empecé a ver la tristeza en todas partes, cada cara era diferente pero en el fondo igual. Veía la tristeza en cada uno de los rostros, sentía que se me partía el corazón una y otra vez ... y cada vez como la primera.


La vida es algo más que la suma de sus partes.

lunes, 29 de agosto de 2011

Todo ruge




La noche brilla, mientras todos nos regodeamos en el placer del anonimato. Te diría que te quiero si fuera yo, aunque quizá si no lo fuera también. Te diría mil cosas si eso no me pareciera una pérdida de tiempo.
Estamos sentados en una mesa, dorada como el mismo sol del atardecer temprano. No somos nadie porque no tenemos cara. No tenemos cara porque nacimos sin corazón; el mundo se lo comió.
El aire está cargado de euforia; el riesgo de la intuición, de dejarse llevar por una vez. Tirarte de cabeza esperando ser arrollado, adentrarte en la oscuridad.
El humo se levanta de cada asiento de la mesa, redonda, con un bailoteo sensual. Y es que te hubieras follado al mismo oxígeno de tus recuerdos. Y es que todo brilla y es follable en tu mente.
Una sombra se levanta, alta y fugaz, lleva capucha oscura. Juraría que es la muerte misma, tu muerte, si no fuera porque ahí no existe. La eternidad se lee en tu mirada vacía.
A esa sombra la seguimos todos, como guiados por un destino ausente, invisible, inexistente. La seguimos por lo que parece ser una ciudad maldita. El neón ciega al pasar y la música se escucha tan alto que nos retumban hasta las rodillas. Todo ruge.
Llegamos a un alcantilado. Eres el único que se acerca, curioso e impaciente, para ver qué hay más allá. Un mar de aguas rojas se balancea, con un ir y venir lento, las rocas cubiertas de sangre seca y la muerte brillando en el cielo, contradiciendo la eternidad. Todo es riesgo en esta vida, y en las otras.
La figura alta que nos condujo sonríe ahora, con un resplandor enfermizo en la mirada. Acto seguido y sin dilaciones, da un paso al vacío, por encima del alcantilado. Su cuerpo llega entero al agua, donde se sumerge para no volver a salir.
Todos sabemos que vamos a morir. Todos sabemos que no hay escapatoria. Y nos encanta.

martes, 23 de agosto de 2011

Too much time



La musica inunda la estancia, reluciente, brillando a causa de las sombras, de un pasado que me persigue, y es que la nostalgia sin sentido forma parte de mi identidad.
Nunca me di cuenta de cuenta de esto realmente, pero todo esto, des de el detalle de este blog hasta la hora en la que me levanto por las mañanas o lo que siento cada vez que contemplo el rojo cielo de mis mundos submergidos esta relacionado. Todo tiene la misma meta y sentido. Y eso es lo que em enseño a ser quien soy. Lo que condujo mi vida mas alla de toda razon hacia aqui. Hacia donde sea que este.
Vivo en el sendero de "lo que pudo haber sido pero no fue"; soy pasajera permanente, fingiendo caminar pero sin moverme.
La vida se trata de eso al fin y al cabo, de hacer lo que sea para matar demasiado tiempo, de beber de tus sonrisas, seas quien seas; discernir las dimensiones inconscientes de nuestra entidad, sea esta formada a desicion nuestra o por cumulos de experiencias.

Echaba de menos este sitio, por perro que sea. Echaba de menos su proposito inicial, sin mancillar. Echo de menos demasiadas cosas.

Algun dia te encontrare, sombra perdida, fantasma del remordimiento, y por fin sabre cual es el propostio de lo que pudo haber sido y no fue.




Escribo sin acentos porque estoy fuera del pais, y los teclados de aqui son curiosos xD

miércoles, 3 de agosto de 2011

I wish I was the moon


Hacía tiempo que no llovía así. 



El mundo estaba cubierto de sombras, el cielo lloraba sangre y la luna era su paño. La calle, llena de caras imperceptibles y efímeras, estaba cubierta de aire, etérea. Yo caminaba hacia ninguna parte, conducida por entes superiores hacia mi pequeño destino; una plaza escondida entre los mapas indescrifrables de esa ciudad.
Los árboles, aún rojizos por la lluvia que ya aminoraba, escondían ese sitio de cualquier rayo de luz que intentara traspasar y lo hacían parecer una cáscara, un sitio seguro y aislado de todo lo demás.
La plaza conectaba tres callejones más, en forma de x, como la cruz que se tacha en exámenes o la que tú llevabas encima, sentada y escondida, olvidada y perdida.
Tu figura estaba detrás del tronco de árbol más grueso, escondida entre los pliegues de un vestido blanco que se arremolinaba a tus pies. Los míos, que ya no me respondían, me llevaron en tu presencia, como quien no quiere la cosa. Tenías la mirada lejana y empeñada en soledad; esa luz que te decía que todo estaba hundido, que todos caeríamos en el vacío.
Te levataste y aprecié tu persona como algo impredecible, y es que sólo eras una sombra perdida. Con pasos vacilantes te acercaste y noté tu perfume a limón. Acercaste tus labios a mi oreja. Ibas murmurando algo ininteligible, como hablando en sueños. Entonces, por quién sabe qué maldita ley física paraste, y tus ojos, brillando en ternura y tristeza a partes iguales, se alzaron, como mostrándome. La oscuridad espesa, con la luna más roja que la sangre misma, de fondo.


Hacía tiempo que no relucía así.